Esto no es un blog no es un buen título
para algo que por necesidad lo es, igual que no puede ser un buen comienzo para
este párrafo. Salvando la benevolencia de algunas personas, tampoco se puede
decir que sea ingenioso y, en cualquier caso, dista bastante de ser un
ejercicio de estilo (aunque con cierta razón las apariencias dejen que la mente
se engañe con objeto de sentirnos seguros, incluso al recorrer un texto).
En
cualquier caso, esta presentación no pretende ser más que una declaración de intenciones,
acaso una justificación al empeño de escribir y al mal hábito de leer que pueda
tener quien se deje caer sobre estas líneas.
Dejando
de lado reflexiones que no llevan ninguna parte, hoy, 27 de enero, he llegado a
la conclusión de que no es necesario que este post sea crucial. Las reglas del
juego estarían trucadas si esto fuera únicamente una imposición y no tuviera
vistas de futuro.
Si
bien este debiera ser un blog de actualidad, pues la lógica imperante del
estudiar periodismo no deja lugar a que fuera otro el objetivo de este
ejercicio, no lo será si no es necesario (hace tiempo que actualidad dejó de
significar importancia para convertirse en mera repetición y defecto de forma),
ni hará uso de lo que debe usarse, si no cumple ninguna función. La tecnología
no debe ser el continente sino el contenido y un blog no necesita más que la
voluntad de su autor cuando esta tienda a quedarse corta.
Por
lo demás, este blog, que no lo es, tiene un propósito firme: tratar de convertir
la música en palabra y, algunas palabras, en imágenes. Perdón por lo adelantado
del fracaso.


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